domingo, 27 de febrero de 2011

Infinito

Mírame, a los ojos, fijamente, metete dentro de mí.
Acércate y comienza a comprender todo lo que tengo dentro.
Sintámonos, como nunca, sintámonos hasta que se nos pongan los pelos de punta.
Mírame, con fuerza, hasta que te sientas adicto a mi olor, a mi piel, a mi cara, a mis ojos, a mí entera. Hasta que seas incapaz de alejarte de mí, hasta que tengas la necesidad de tenerme cerca cada instante.
Ahora, después de esto, necesito un abrazo tuyo, uno de esos que llegan al alma, esos abrazos calientes, seguros, fuertes, un abrazo eterno, increíble, un abrazo en el que puedas comprenderlo todo.
Empecemos a querernos, sin a penas darnos cuenta, comencemos a no necesitar nada, ni a nadie, a no querer salir de la misma habitación, de la misma cama, a no ser capaces de separarnos, ni por un instante, a que pasen las horas sin darnos cuenta, a comer del mismo chupa chups, a hacer todas esas tonterías de enamorados de las que antes siempre me reía ...hasta que te conocí.
Hacia ningún lugar...paseando, cogidos de la mano, y...nada más.

1 comentario:

  1. Sin apenas darnos cuenta. Porque a penas, nos damos cuenta siempre.

    Y nunca te olvides de lo que ahora ya sabes.
    Y suerte.
    Ojalá te merezcan.

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