domingo, 3 de abril de 2011

Como si no pasara nada

Y aquí estás, tumbado en mi tripa, te colocas de vez en cuando, me miras para ver si sigo despierta, me agarras flojito con tus manos, respiras profundamente, casi igual que cuando duermes. En este momento pienso lo increíble que es todo esto, lo alucinante que es este instante.
No echan nada en la tele, de hecho estamos viendo un programa absurdo al que ninguno de nosotros esta prestando atención, todo da exactamente igual, todo lo que salga de nuestra colocación perfecta no importa en absoluto, no hay nada que pueda hacerme cambiar de opinión, eres la persona que mejor se enreda conmigo.
El tiempo pasa, te acaricio el brazo, muy despacito, se te pone la piel de gallina, me encanta, te toco el pelo, se que te gusta, se que te sientes bien, y es que no comprendo muy bien por qué motivo tienes esa capacidad de ser como un niño pequeño en estos momentos, no entiendo por qué eres tan dulce, tan dulce que me haces volverme la chica mas cursi sobre la faz de la tierra.
Las horas siguen pasando y a nosotros todo nos da igual. Es una noche más, una noche simple, como muchísimas otras noches, no tiene nada de especial, no tiene nada que resaltar, nada que decir, nada que pueda hacerla increíble y sin embargo lo es.
¿Nos vamos a dormir? Sí, vamos, metámonos en una cama que nos transporte a un lugar aún mejor, que nos lleve justo donde queramos estar, hasta caer rendidos, hasta que no nos quede ni un suspiro de energía.
Tus músculos comienzan su contracción, yo te abrazo fuerte, muy fuerte, te digo al oído que te quiero amor, te lo digo muy bajito, para que mañana no puedas recordarlo, lo hago cada noche, te miro en la oscuridad e imagino cada uno de tus gestos al dormir, eres increíble, te respiro, te siento, te noto, te pienso, te tengo...
Ven aquí conmigo, cuando menos lo esperes despertaremos...o eso creo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario